En el transcurso de estos dos días, se me han ocurrido tres grandes ideas para empresas que van a ser la bomba desde el minuto 0 porque no puede ser de otra manera, porque el Universo así lo quiere.
1)
Una cadena de restaurantes de estilo americano especializados en carne (en plan Foster's Hollywood, Friday's...) con el siguiente eslogan (y un nombre como ejemplo):
MONFORT'S STEAKS
«Ven y por lo menos que esas vacas no hayan muerto en vano»
2)
Una tienda de ropa y calzado deportivo al estilo Sprinter pero cuyo nombre sea Esfínter.
3)
El único cine del mundo que proyecte películas (tanto reposiciones como estrenos) dobladas al chiquitistaní. Es decir, con frases de archivo del mismo Chiquito de la Calzada para todos los diálogos. ¿Quién no querría escuchar a sus personajes favoritos así?:
P.D: Como soy perfectamente consciente de que estas movidas no dan para un artículo redactado por nadie que supere los catorce años y suponen un desperdicio de vuestro tiempo todavía mayor de lo acostumbrado, a modo de disculpa, os dejo con este temazo que acabo de escuchar hoy.
¿En qué piensas tú cuando te mencionan alguna bebida «del tiempo»? Dependiendo de tu habla hispánica, seguramente lo mismo que la RAE: que no está enfriada, que está a temperatura ambiente.
¿Pero en serio que la primera vez que oyes una expresión así te viene eso a la cabeza?
Pues yo no, señora.
¿Qué vas a pensar tú cuando alguien se pide un «café del tiempo»? Evidentemente algo así...
— ¡Marty! — Doc Brown irrumpió en la cafetería.
— ¿Qué haces aquí, Doc? ¡No puedes espiarme todo el rato! ¡La gente está empezando a pensar cosas raras! Algunos empiezan a decir que soy tu "ratita de laboratorio" y me parece que no va en el sentido que tú te piensas.
— Marty, ¿qué crees que te estás tomando?
— Un café, pero ni siquiera me estás dejando empezármelo.
— ¿Y para qué necesitas el hielo y la rodaja de limón?
— Es que he estado en Balensia y he descubierto una nueva forma de tomar el café.
— ¿Ah, sí? ¿Y cómo es eso?
— Es un café del tiempo.
A Doc se le dilató la cara como si le hubieran apuñalado por la espalda. Sus ojos se salieron de sus órbitas y su boca estaba a punto de desencajarse. Antes de que le diera lo que parecía una embolia bastante incómoda para Marty, el viejo doctor le agarró los hombros con fuerza y le miró a los ojos mientras le zarandeaba con un frenético tembleque.
— Marty... — silabeó — ¿Sabes lo que eso significa?
— No, Doc... De nuevo, no es lo que tú te piensas...
— ¿¡Sabes lo que eso significa, Marty!?
— ... ¿Que tenemos que regresar al futuro?
— ¡Tenemos que regresar al futuro, mi querido muchacho!
— Qué fuerte, Doc... — se dijo Marty, frotándose la cara con la esperanza de despertar en su cama.
— ¡No tiene nada que ver con la fuerza! ¡Camarero, otro café del tiempo para mí!
— ¿Qué tripa se te ha roto esta vez?
— Verás, Marty... Ahora que entiendo el mecanismo de la consumición de este brebaje, puedo adivinar su cometido. En cuanto el café entre en contacto con el condensador de fluzo congelado en cubitos y la rodaja de limón, susurraremos la fecha exacta de nuestro viaje y, al tomarlo, ¡viajaremos en el tiempo!
— No creo que sea así como funcione.
— Debemos viajar a 2015, el año de los reboots, para conseguir que saquen otra de nuestras películas.
— ¿Película? ¿Qué puñetas dices? ¿Doc, se te ha ido la olla?
— En el 2015 tú tienes Parkinson y yo me veo obligado a pagar mis facturas saliendo en películas de mierda, ¡así que mejor estate preparado!
— ¿Pero... qué...?
— ¡Mira, aquí está mi café! ¡Cuánto se agilizan las cosas cuando da pereza escribir! Mezclamos con el condensador... ¡y listo! ¡Rápido, Marty, tienes que susurrar al fecha exacta! Repite conmigo: "27 de abril de 2015".
— Ay... ¿Para qué me dejo las drogas si luego me junto con este tío?... 27 de abril de 2015.
— ¡Estupendo, amigo mío!
— Pero, Doc, no hay bastantes cafeteras para viajar hasta 2015.
— ¿Cafeteras? Adonde vamos no necesitamos... cafeteras.
*CHAAN CHARACHAN-CHAN-CHAN CHAAAAAN, CHAN CHAAAAN CHARACHAN-CHAN-CHAN-CHAAAAAAAN* (imaginar con el tema de Regreso al futuro en la cabeza y con Doc y Marty bebiendo sus cafés y desvaneciéndose hacia 2015)
Pues es muy fácil.
No se puede hacer de otra manera porque se pierde la pureza del ilustre oficio de DJ.
1- Coge CUALQUIER canción de CUALQUIER género, da lo mismo (salvo música concreta, experimental, etc...). Doblemente recomendada si incluye voz.
2- En las últimas sílabas del estribillo/de una parte instrumental concreta (qué coño, en cualquier fragmento vale), repite y contrae progresivamente hasta la saciedad.
3) Pon este bass drop, solamente este bass drop SOLAMENTE ESTE BASS DROP, NINGUNO MÁS QUE ESTE BASS DROP, NIN.GU.NO:
Ejemplos ilustrativos:
a) "Don't Stop Believing", Journey ft. DJ Sub Nor Malacatones Remix
Ah, ¿recuerdas, maldito, este tema que te atronaba allá donde fueras hará unos pocos años pero que bailabas igualmente like a freak? No ha cambiado mucho la cosa, ¿no?
Tú piensa esto.
Hay gente que estudia carreras de medicina durante cuatro años (o más) y no tiene oportunidades de llegar a nada.
Hay gente que salva las vidas de niños en incendios, que pierde un brazo para siempre intentando sacar de una cuna en llamas a un bebé de tres meses, y aun así es ninguneada.
Hay gente que escribe los mejores artículos periodísticos que puedas encontrar en la sociedad de la información, que ha dedicado esfuerzo, talento y horas de investigación a ellos y que ha hecho todo eso completamente gratis.
Hay gente que lucha cada día por desentrañar la verdad y por contribuir a un mundo mejor y, en vez de ser reconocida y compensada, es censurada, encarcelada y ejecutada.
Hay gente que se esfuerza para ser algo en la vida. Hay gente que se pasará la vida sin lograrlo.
...
Y luego está el matao que aparece en ciertos momentos de la canción (concretamente los segundos 0:57 y 1:59), al que le habrán pagado, calculo yo, unos 150 millones de dólares, sencillamente por plantarse ante el micrófono durante medio minuto (no medio minuto al día, sino en total) y proferir la frase más maravillosa de la historia de la música:
Todos sabemos quién es Lana del Rey y hemos escuchado su canción Born to Die (y si no, aquí la tienes, para que te hagas una idea de lo que espera más adelante).
También sabemos todos la historia que rodea la grabación de este single. ¿Ah, que no? Yo te la contaré.
Resulta que la señorita Elizabeth Grant, artísticamente conocida como Lana del Rey, despertó con una resaca del quince tras una interminable noche de placeres reservados para el puñado más selecto de seres humanos. ¡Vive Dios que su jaqueca no le dejaba acordarse de su cita de las 9 AM para grabar! Sus cinco alarmas la socorrieron en ese menester.
Cuando llegó al estudio, llevaba una horrorosa cara de Polonia en el '39. No importaba, siempre y cuando su voz estuviera intacta (algo impensable para la gran mayoría de los mortales tras una noche de desenfreno y destrucción, pero no para ella). Menos mal, todavía podía entonar.
Se colocó ante el micrófono, aparentemente preparada para empezar pero sin poder dejar de pensar en su cama, en vomitar, en cualquier cosa menos estar cantando, menos vivir fuera de las sábanas. Qué gran sorpresa cuando reparó en un suculento plato de espaguetis a la boloñesa que le había dejado su ¿buena amiga? Stefani, artísticamente conocida como Lady Gaga, en una alta mesa al lado del micro. «Para la resaca — Gaga», apuntaba.
Disponían de una toma y una solamente. La primera versión grabada sería la definitiva, y así se quedó. Lana cantó como su cuerpo humano le permitía: completamente adormecida, sin rastro de energía en su voz, como muerta, lenta, aletargada. Hacia el final de la canción, enferma y maltrecha, su cerebro petó, le falló y dejó caer su pobre cabeza sobre los espaguetis de su colega... sólo que no fue del todo así.
Una fuerza ilógica apartó su cabeza justo antes de aterrizar sobre la boloñesa y la hizo levitar durante un momento, ahí, en la cara de la gravedad. Los espaguetis se retorcieron como gusanos y empezaron a formar lo que parecía un rostro malévolo. Era Mefistófeles.
— ¿Cansada, milady? — preguntó el maligno.
— Derrotada — contestó Elizabeth.
— No todo el mundo puede sobrevivir a esa caída sobre la cara del mal, milady. Te he hecho un favor dándote la posibilidad de elegir entre la muerte y un sueño plácido.
— ¿Qué es lo que quieres?
— A cambio de tu talento y de tu energía vital, yo te haré vivir eternamente. Habrás nacido para no morir.
— Lo que sea, pavo, ahora es que no carburo bien.
— ¡Sea!
Y esa es la historia.
En ese instante, Lana del Rey evolucionó a Jigglypuff.
Si eres español de Iberia y tienes edad para usar redes sociales y para leer blogs, yo me imagino que sí. El caso es que eran unos monigotes que sacó RTVE para divertir a los peques al mediodía y luego, por la noche, largarse con ellos a la cama (por lo menos es lo que entendí de aquella canción).
El tema. Antes de estrenarse estos monigotes, se presentaban con el siguiente spot:
Me acuerdo perfectamente de un detalle que en este vídeo no sale pero en los anuncios sí: decía una voz en off «Están al caer» (y luego ya berreaban su nombre, como sí aparece en el spot) y especificaba el día de la semana de estreno, que daba la casualidad de que era lunes.
Claro, ¿qué conexión debía hacer mi mente ante esto? Pues que los Lunnis salían los lunes, y los martes...
... los martes, ¡los Martis!, y los miércoles, ¡Los Miércolis!, y los jueves, ¡Los Juevis!... y así sucesivamente hasta tener 7 generaciones de teleñecos de serie B copando todo el horario infantil de todos los días de la semana todas las semanas, réplicas modificadas los unos de los otros, viviendo en universos paralelos pero compartiendo la genética.
Por ejemplo, en los siete universos habría una bruja que, según fuera una Lunni, una Marti, una Juevi, una Sábadi, etc... cambiaría un detalle de su aspecto (en vez de morada sería verde, en vez de un sombrero llevaría un repollo, yo qué sé...).
¿Quién sabe? Puede que incluso aprovecharan para hacer un crossover alguna vez. ¿Qué locura, no? Siete pandillas de extraterrestres juntos, como clones imperfectos los unos de los otros...
Bueno, aprovechando que es Semana Santa (plato típico de Zeviya, que es Sevilla en andalusí), voy a contaros una movida que tuve hace un tiempo sobre xenofobia gratuita contra este gran cortijo del PSOE que es Andalucía.
Yo espero que todo el mundo se ofenda, porque si no, cuál es el sentido de esto de hacer humor.
Pues se me ha ocurrido lo siguiente.
Se sabe que dialectos como el andaluz omiten algunas letras e incluso parece que forman palabras nuevas. Esto me ha recordado a algo... Si habéis leído 1984 estaréis familiarizados con el término neolengua, que, en contra de la viejolengua, suprime, junta y simplifica palabras con tal de reprimir el pensamiento y la libertad de expresión de las gentes.
¿Sabéis? Esto cada vez tiene más sentido.
Puede que el andaluz no sea más que una suerte de "neolengua" que a lo largo de las generaciones se extenderá por toda España gracias a su grasia y su salero y que, lentamente, nos reprimirá el pensamiento y así terminaremos de vivir en la distopía orwelliana que ya empezamos a palpar con los dedos (como bien sabréis). Y estoy casi seguro (esto fue idea de un colega) de que esta conspiración está orquestrada por el mismísimo Felipe González.
Tened miedo, andaluces (y los que no), mucho miedo.
En Django desencadenado 2, Quentin Tarantino va un poco más allá de lo que proponía en la película original.
Resulta que Django ya es el pistolero más rápido del Oeste y el azote de los blancos del sur. Entonces, como está harto de toda esta basura esclavista y racista, siente que debe atacar al corazón del problema: al racismo en general. Así que conoce al profesor Von Freudberg (Christoph Waltz, pero mejor disfrazado para no confundirlo con el Christoph Waltz de la primera peli), que inventa una máquina del tiempo que llevará al pistolero a la Grecia clásica.
Allí, Django conocerá a Platón, que es un racista de cuidado. El plan de Django es sonsacarle al filósofo el paradero exacto del conocido "mundo de las ideas", para que nuestro héroe pueda acceder, buscar la "idea" de racismo y partirle la cara hasta dejarla seca. Platón, en su desprecio hacia los negros, no solamente le niega esa información a Django, sino que le humilla públicamente violándole en el ágora con ayuda de muchos compatriotas. Despojado de sus armas y profanado, nuestro vaquero, en un momento de despiste, embiste a Platón por detrás y le arranca la nariz. Mientras el griego se retuerce y profiere todos los insultos racistas que caben en un guión de Tarantino, Django recupera su pistola y decapita a balazos a los doce hombres que se atrevieron a tocarle, empapando de sangre toda la plaza. Seguidamente, intercepta a Platón en su huida y le aplasta la mano con la bota. Para que no escapara más, le dispara a los dos talones y, como castigo capital, le revienta el juguetito. Con el pie estrujando todavía la mano del filósofo, le consigue sonsacar la ubicación exacta del "mundo de las ideas".
Podría contaros el resto, cómo Django, desencadenado, este motherfucker peligroso, penetró en el mundo de las ideas de Platón y lo conquistó a punta de pistola para encontrar la "idea" de racismo y machacarle los huesos hasta que rogase por la "idea" de clemencia, sin conseguirla, porque Django le atravesó la cabeza con su último tiro.
Pero mira a tu alrededor y confírmame que esto de verdad ha sucedido. ¿Está muerto el racismo? ¿Ha bañado el suelo con sus sesos esta idea? Más bien no.
Yo siempre he relacionado las notas agudas de las canciones con melodías tristes. Vamos, que casi siempre que se tocaba o se cantaba una nota muy alta, yo automáticamente pensaba que era de llorar (escuchaba poca música entonces, he de decir).
Por lo tanto, siempre he pensado que la canción de Susanita tiene un ratón era triste. Si recordáis la melodía...
«Susanita tiene un ratón, un ratón chiquitíiin... QUE COME CHOCOLATE Y TURRÓN...»
(en mayúsculas las partes altas)
Total, que siempre me he pensado que el subtexto de la canción era que el ratón tenía esos sueños porque en la realidad era un desgraciado y tenía cáncer. Cáncer de ratones. O no, no sé. En cualquier caso, pensaba que era la triste historia de un ratón que en realidad se iba a morir irremediablemente.
«Creo que has superado el dadaísmo chocho, enhorabuena»
Grimmer
Este es un vídeo hecho íntegramente por fotos que surgió a raíz de una frustración porque supuestamente ese día tenía que rodar un corto pero todas las circunstancias me fallaron.
Bueno, en realidad no. Yo qué sé, el caso es que en mi imaginación de niño sí.
Me explico. De pequeño pensaba que «Nottingham» venía de «no tinc fam» (que es el valenciano para «no tengo hambre»), un pueblecito inglés en el que sus habitantes eran tan educados que se ofrecían comida entre ellos y siempre decían: «No, no tengo hambre, gracias».
Pero el caso es que... de verdad todos los habitantes de Nottingham no tenían hambre. Nunca jamás.
Entonces, estaban condenados a no comer jamás y malnutrirse sin probar bocado, porque, cojones, nunca tenían hambre.
De pequeño también, como «cuchillo» en valenciano es «ganivet» pero lo deformamos a «gavinet», no concebía que un «gabinete» no era sino una reunión de personas alrededor de un cuchillo gigante.
Mis
círculos más cercanos son capaces de corroborar que no hace mucho
que mi mente tiene más sarpullidos de lo normal, que pienso menos
las cosas y que, sobre las cosas que menos pienso, pienso más.
Así
que he decidido abrir un espacio tan egocéntrico como me sea posible
para publicar esos sarpullidos y deleitaros con mis movidas. No os
van a servir en vuestra vida ni os van a descubrir nada nuevo (salvo
que, tal vez, estáis tan mataos como yo), ni siquiera os van a hacer
sentir mejor con vuestras patéticas andaduras por este valle de
lágrimas.
Pero,
para los que deseen suicidar su intelecto durante unos minutos,
descubrirán dos tipos de movidas:
Movidas
de pequeño: Todos hemos tenido confusiones, conceptos mezclados
y equívocos, malentendidos frutos de la inocencia y yo no soy
ninguna excepción. Aquí rememoro las chorradas que pasaban por mi
mente cuando era un moco.
Movidas
actuales: Básicamente, la que voy soltando día a día, cuando
me salga de los *cojines.
Espero que gocéis, aunque advierto que no va a dar para paja. Lo siento.